978-958-9475-26-3
Año:
Idioma:
Español
Tipo:
fisico
Presentación:
Blanda
No. de páginas:
458
Formato:
24x34
La Comisión Corográfica, bajo la dirección de Agustín Codazzi, fue un intento de conocer el país. De sus informes y correspondencia, de sus acuarelas, Mapas e itinerarios, fueron surgiendo, como de las sombras, las realidades de mundos desconocidos para quienes tenían a su cargo los destinos de la nación colombiana, así como para el resto de sus habitantes y pobladores. Los expedicionarios que viajaron.con Codazzi a las provincias y territorios del extenso Estado del Cauca, el más grande de la República de mediados del siglo XIX, vieron surgir ante sus miradas mundos insulares que para ellos ni siquiera eran imaginados. Sin embargo, el esfuerzo que demandó el primer proyecto científico de envergadura, de la República fundada no hacía más de treinta años, se perdió no sólo para el Cauca sino también para los demás estados. Los intereses políticos y económicos de los dueños, de los propietarios del ejercicio del poder, pudieron más. Al fin y al cabo Codazzi y sus compañeros de expedición no eran más que unos soñadores de las horas de vigilia. Entonces, pensaban algunos hace ciento cincuenta años, ¿qué importancia tenía que este esfuerzo de conocer científicamente el país, se perdiera? ¿Acaso las mujeres y los hombres del común eran merecedores de tamaña empresa, científica y cultural? Estas preguntas continúan gravitando en las mentes, en las conciencias de algunos colombianos y colombianas de hoy que, por una extraña casualidad, son gobernantes y funcionarios públicos, en apariencia, como lo fue Tomás Cipriano de Mosquera el gran opositor de la Comisión Corográfica. La Colombia de ayer es también, guardadas las distancias, la Colombia de hoy. De sus entretelones han surgido convenciones retóricas e interpretativas de sus realidades económicas, sociales y culturales que, como diría Germán Colmenares, son convenciones contra las culturas. Es decir, convenciones que excluyen del mundo todo aquello que se oponga, por la simple vía de la diferencia, a los argumentos que los discursos hegemónicos y fundamentalistas del desarrollo y la postmodernidad tienen destinado como futuro único de las sociedades humanas en seneral, en un ejercicio despótico y excluyente de poder. La lectura atenta de la Comisión no sólo revela, pone de presente algunos de estos discursos. Muestra también la originalidad de unas sociedades y culturas, del palimpsesto cultural que somos.