¿Por qué estudiar gastronomía en comunidades afros de valles inter-andinos de países como Colombia y Ecuador? Considerar poblaciones negras en valles interandinos marca una diferencia por las visiones y concepciones, 0 estereotipos, que ubican de manera “natural” la presencia histórica de los y las negros/as en las costas. Existe un marcado silenciamiento y una fuerte visibilización negativa a lo largo del tiempo para cada uno de los valles trabajados: el del Patía al sur de Colombia y el del Chota-Mira al norte del Ecuador con sus consecuentes procesos de marginalización, estigmatización y descalificación, con adjetivaciones que rayan en el delirio. El valle infernal del Patía 0 el valle sangriento del Chota-Mira, son apenas algunas de las caracterizaciones que desde tiempos coloniales se fueron construyendo, configurando sistemas de representación que han fortalecido, equivocadamente, imágenes negativas de los pueblos asentados en estos territorios. El proyecto colonizador, además de sus pretensiones religiosas y político-administrativas también tuvo características gastronómicas en tanto el colonizador trajo su impronta alimentaria e intentó por todos los medios de reproducirla en las condiciones que el medio se lo permitió. A su vez, intentó imponer sus gustos y preparaciones por encima de las recetas que en el nuevo mundo existían y aquella que los africanos esclavizados trajeron consigo desde sus lugares de origen y fueron incorporadas de una u otra forma como prácticas de re-existencia. La importancia de abordar el estudio de estas gastronomías está mediada por la necesidad de visibilizar positivamente procesos sociales, territoriales, históricos y socio-culturales que requieren -desde miradas interdisciplinaresser tratadas en su complejidad y ubicar los saberes/sabores como sistemas de creación de re-existencia y decolonización.
Sabor, poder y saber
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¿Por qué estudiar gastronomía en comunidades afros de valles
inter-andinos de países como Colombia y Ecuador?
Considerar poblaciones negras en valles interandinos marca
una diferencia por las visiones y concepciones, 0 estereotipos,
que ubican de manera “natural” la presencia histórica de los y
las negros/as en las costas. Existe un marcado silenciamiento
y una fuerte visibilización negativa a lo largo del tiempo para
cada uno de los valles trabajados: el del Patía al sur de Colombia
y el del Chota-Mira al norte del Ecuador con sus consecuentes
procesos de marginalización, estigmatización y descalificación,
con adjetivaciones que rayan en el delirio. El valle infernal del
Patía 0 el valle sangriento del Chota-Mira, son apenas algunas
de las caracterizaciones que desde tiempos coloniales se fueron
construyendo, configurando sistemas de representación que han
fortalecido, equivocadamente, imágenes negativas de los pueblos
asentados en estos territorios.
El proyecto colonizador, además de sus pretensiones religiosas y
político-administrativas también tuvo características gastronómicas
en tanto el colonizador trajo su impronta alimentaria e intentó
por todos los medios de reproducirla en las condiciones que el
medio se lo permitió. A su vez, intentó imponer sus gustos y
preparaciones por encima de las recetas que en el nuevo mundo
existían y aquella que los africanos esclavizados trajeron consigo
desde sus lugares de origen y fueron incorporadas de una u otra
forma como prácticas de re-existencia. La importancia de abordar
el estudio de estas gastronomías está mediada por la necesidad de
visibilizar positivamente procesos sociales, territoriales, históricos
y socio-culturales que requieren -desde miradas interdisciplinaresser tratadas en su complejidad y ubicar los saberes/sabores como
sistemas de creación de re-existencia y decolonización.